2007/09/09

Un paseo por un telediario

Siempre que veo un telediario de estos que dan en las horas clave, a la hora de comer o cenar, siempre ha pasado alguna desgracia en el mundo cargada de imágenes horribles, de dolor, de sufrimiento, de muerte, y siempre pienso lo mismo, que por qué ponen aquellas imágenes a aquella hora. Porque habrá a quien no le afecte ver a personas mutiladas entre plato y plato pero a mi me puede. Claro que esconder la realidad no es plan, que se han de saber estas cosas pero si ha caído un edificio y han muerto 300 personas, hace falta enseñar los cuerpos? Hace falta mostrar a las familias destrozadas? Pues yo creo que no. Y sé que a más de uno le sonará a que me escondo en mi burbuja de cristal. Ni mucho menos pero, dónde queda aquella época en la que te avisaban antes de poner semejantes imágenes?
Si esas imágenes de por sí me afectan, qué decir tiene lo que puede afectar o marcar a alguien algo sensible como yo si, en vez de verlas, las vive.
Pareceré algo "delicada" o "sensiblona", pues lo siento, es lo que hay.
Este verano me he paseado por uno de esos telediarios. Así, sin que nadie nos advirtiera o preguntara por ello.
Me siento afortunada por haber sobrevivido al terremoto, es más, por casi no haberlo notado pero, por otra parte, se me parte el alma por los que lo han perdido todo.
Y cómo fue ese "paseo" por los telediarios?
Teníamos una excursión que implicaba pasar por la zona. Según la agencia no veríamos nada, que todo era autopista. Pero la autopista resultó ser una carretera minada de capillitas recordartorias de fallecimientos por accidentes de tráfico y camiones adelantando como locos. y esa carretera pasaba por el centro de las poblaciones, de TODAS las poblaciones, incluidas Chifa, Pisco e Ica, las tres más afectadas por el terremoto del pasado día 15 de agosto.
Vimos la carretera agrietada, el puente destrozado, la iglesia bajo la que murieron cientos de personas, las casas arrasadas. Vimos a la gente, a los supervivientes, destrozados, sin nada, pidiendo por la carretera, acercándose a los coches jugándose la vida, los carteles desesperados colgados de las paredes semiderruídas en los que se pedía ayuda. "Necesitamos ayuda".
Todo ese espectáculo que habría hecho las delicias de los morbosos, desde un microbus turístico.
En el desvío para evitar el puente quebrado, al reducir la velocidad, la gente se nos acercaba, mientras el conductor nos decía que no abriéramos la ventanilla.
Mi mirada se cruzó con la de un niño que pedía con una botella rota atada a un palo.
Y rompí a llorar. Qué coño hacía allí, de turista, mientras ellos estaban allí, en pleno invierno, sin casa, sin nada, sin ayuda porque otros se la quedaban por el camino. Qué coño hacía allí, en mi autobús turístico con más dinero encima que el que recibiría toda una familia como ayuda'
Y no podía hacer nada. No podía darles nada, no podía dar ayuda a uno de tantos puntos del país porque no les llegará.
No pude aguantar las miradas del otro lado de la ventanilla y me oculté cobarde tras la cortina y seguí llorando tras mis gafas de sol en silencio. Era lo único que podía hacer, calamar la indignación e impotencia con mis lágrimas.
Nunca olvidaré a aquel niño. Jamás olvidaré aquella sobredosis de realidad, de familias desgarradas, de desesperación, de catástrofe.
Aquel día, al llegar al hotel di gracias a Dios por lo que tengo, por estar bien, por los míos. Deseé como nunca volver a casa y abrazar a todos. Deseé volver a mi mundo de cristal, de telenoticias desagradables, porque esas imágenes no son nada al lado de las que se captan directamente con la retina.

Por último, quiero agradeceros a todos que os preocupárais por esta pobre turista.

2 comentarios:

Armas dijo...

Seguro que fueron momentos muy duros...por desgracia hoy en día hace falta ver cosas así para darte cuenta de lo afortunados que somos,,,y cuesta creer como nos quejamos...

En fin, quitándole hierro al asunto, me ha hecho gracia una frase:"...calamar la indignación e impotencia con mis lágrimas...."....puedo hacerme a la idea que calmar tus sentimientos fue muy duro.

Besos....

la gata dijo...

Sí fue duro...Supongo que escribir y no repasar hace que salgan "calamares" sin querer...